En casa con peques y el libro: «Los cocodrilos no se cepillan los dientes» de Colin Fancy

Mantenga a las niñas y a los niños cerca de los libros

He aquí un nuevo encuentro con nuestras amigas psicólogas que aprenden y se divierten leyendo: Klency González Hernández e Iliet Rodríguez García, de la Facultad de Psicología de la Universidad de La Habana, UH; Ana Laura Escalona Díaz, de la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí; y Susana Nuñez Raventós, del Centro de Neurociencias de Cuba.
¡Mantenga a las niñas y los niños cerca de los libros! es nuestra invitación semanal a leer un libro especial y realizar actividades para crear y compartir, divertirnos y aprender. Te invitamos a aprovechar el tiempo de lectura al máximo junto a las niñas y niños más pequeños de casa.
Los primeros años de vida son muy importantes para que l@s infantes conozcan el mundo que les rodea y comprendan su funcionamiento. La adquisición de los hábitos de autocuidado (higiene, alimentación, vestuario, sueño, etc.) es un proceso que ocurre de a poco. Se puede potenciar a través de rutinas diarias bien estructuradas; conversaciones y explicaciones con argumentos que sean comprensibles para la edad del niño o la niña; y sobre todo con el ejemplo personal. La imitación de las conductas adultas les permite aprender lo que se espera de ell@s; debemos acompañar sus aprendizajes con valoraciones positivas de sus logros y esfuerzo. L@s niñ@s están aprendiendo todo el tiempo, por eso la calidad de las experiencias que la familia proporciona es fundamental.
El juego es un excelente aliado para enseñar buenos hábitos y un libro puede ser la puerta de entrada. Hoy les invitamos a leer el cuento: «Los cocodrilos no se cepillan los dientes» de Colin Fancy, con ilustraciones coloridas de Ken Wilson-Max. Es un libro muy simpático, especial para compartir con niñas y niños de 0 a 3 años.


Pueden encontrar los fragmentos de este texto en imágenes. También pueden leer, el libro completo, en línea en el siguiente enlace: http://bibliotecavirtualprimaria.blogspot.com/2016/02/los-cocodrilos-no-se-cepillan-los.html?m=1
Antes de leer:
-Escojan un lugar cómodo para compartir este cuento.
-Es importante que la familia lea antes el libro y encuentre su propia manera de narrarlo. Pueden incorporar sonidos, expresiones faciales y gestos para cada una de las acciones y animales descritos.
-Permitan que el niño o la niña manipule el soporte electrónico con cuidado para que observe las ilustraciones. Cuando esté list@ y atent@ comiencen a leer

Durante la lectura:
-Lean con entonación y permitan que el niño o la niña observe las ilustraciones mientras lo hacen.
-Pregúntenle dónde está cada animal para que lo señale con el dedo (cocodrilo, león, cerdo, elefante, búho) e invítenle a imitar sus sonidos.

-Pídanle que repita cada acción al tiempo que ven la imagen y escuchan el texto (cepillarse los dientes, peinarse, lavarse la cara, dar las gracias, soplarse la nariz, dormir).
-Cuéntenle lo que pasa cuando no realizamos estos hábitos diariamente y cómo se pueden sentir las personas cuando no agradecemos.Después de la lectura o las relecturas, este es siempre el momento más emocionante con l@s más pequeñ@s.
-Ayúdenle a comprender mejor la historia a partir de las siguientes preguntas:
*Atendiendo a su edad y capacidad para comprender la historia pueden hacer preguntas más simples o complejas.
¿Qué hacen los niños del cuento?
¿Qué objeto necesitamos para cepillarnos los dientes, y para peinarnos?
*Permitan que manipule el cepillo de dientes y el peine. Guíenle en los movimientos para realizar cada acción.
¿De qué color son los animales de la historia? ¿Cuál es más grande?
¿Cómo hace el león? ¿Y los gatos?
¿Quién tiene la nariz sucia? ¿Quién está despeinado? ¿Quién tiene la cara sucia?
¿Por qué el cocodrilo debería cepillarse los dientes? ¿Por qué debemos lavarnos la cara todos los días y peinarnos? ¿Cuándo debemos ir a la cama?

*Conversen sobre la importancia de realizar estas rutinas de autocuidado diariamente, usando argumentos que sea capaz de comprender.
Otras actividades para ser creativ@s y divertirse.
-Pregúntele por las partes del cuerpo que participan en las acciones de autocuidado: ¿Dónde está la nariz? ¿Dónde está la cara? ¿Dónde está el pelo? ¿Dónde están los dientes?
-Coméntenle que la nariz nos sirve para respirar, hagan un ejercicio de respiración junt@s. Inhalen por la nariz y exhalen lentamente por la boca como si inflaran un globo, repítanlo varias veces. Para hacerlo más divertido pueden imitar el sonido del globo cuando explota cuando hayan repetido la respiración varias veces.
-Pueden incorporar juguetes y pedir al niño o la niña que repita las acciones con ellos e incorporar otras que les interese enseñarle: peinar a la muñeca o al muñeco, dormir al osito, que l@s muñec@s hagan pipí antes de irse a dormir, comer sol@, quitarse o ponerse los zapatos, etc.
-Con otras personas de la familia repitan de conjunto las acciones del cuento, permitan que sea el niño o la niña quien guíe el juego: “vamos a lavarnos las manos”, “ahora vamos a soplarnos la nariz”. Así pueden comprobar si aprendió la historia.
Nos gustaría que compartas con nosotras el resultado de estas actividades, y nos propongas nuevos libros o aventuras que hacer realidad. Estamos en la página web de la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí (www.bnjm.cu), y en el blog “La parte azul del arcoíris” (https://laternura.wordpress.com). Nos podemos comunicar a través de las redes sociales: http://www.facebook.com/BibliotecaNacionalDeCubaJoseMarti/
http://www.facebook.com/Facultad-de-Psicolog%C3%ADa-UH-2020884744623808/ ¡Hasta pronto!

Las enseñanzas del cólera

Sobran corazones como este...

Sobran corazones como este…

Durante mi infancia y mi adolescencia, cuando estudiaba en seminternados y becas – años ochentas del pasado siglo 20-, tuve que hacer autoservicio en varias oportunidades, o lo que es lo mismo, ayudar en la cocina y en el comedor escolar. Repetidas veces me tocó fregar. A muchos no les gustaba pues siempre había un fregadero con una pila o llave de agua hirviendo, donde se restregaban con detergente y luego se enjuagaban las bandejas de aluminio, después de quitárseles los restos de comida. También antes de ingerir alimentos nos podíamos lavar las manos, y después de hacerlo, los dientes. Pero no sólo la higiene reinaba en las escuelas o centros laborales: en el baño de cualquier cine podíamos encontrar un pequeño jabón en los lavabos.

El Período Especial, nombre de la etapa de crisis causada por la caída del campo socialista, nos dejó a inicios de los noventas con una notable escasez de jabón, detergente y otros artículos de limpieza. La higiene se resquebrajó entre los cubanos, quienes siempre fuimos tan jactanciosos de nuestra pulcritud. El problema se extendió, no sólo debido a la influencia del bloqueo externo, sino a la corrupción interna, pues, como se dice en buen cubano: los artículos de limpieza e higiene son aún “material bélico”: caros en las tiendas y escasos por momentos, por lo que “desaparecen” de los almacenes de cualquier escuela o centro de trabajo con relativa facilidad. Con la excusa de que “lo que no mata, engorda”, “de algo se tiene que morir uno” y otras sandeces populacheras de ese tipo, mezcla de ignorancia y desidia, los aprovechados intentaban calmar los reclamos de los “exagerados”, quienes pretendíamos apenas una vida más sana.

Por eso a muchos no nos resultó extraño, aunque sí alarmante, el brote de cólera en nuestra capital a inicios de este año, luego del detectado en Oriente a mediados del 2012, causado por esa bacteria danzante, la que vibra –de ahí su nombre, Vibrión- y que puede llevar a la muerte a cualquier ser humano en menos de 24 horas, sin tratamiento. Fácilmente visible al microscopio, fue detectada muy a tiempo y tratada con potentes y certeros antibióticos, y lo más importante: se ha comenzado a concientizar nuevamente la urgente necesidad de la higiene. Jabones, cloro, detergentes… ¡agua! han reaparecido en centros de enseñanza de todos los niveles y centros laborales de todo tipo, bajo la presión de las autoridades sanitarias. Y las madres y los padres preocupados –“extremistas”, nos llaman algunos- volvemos a ser felices pues nuestros hijos ahora son obligados por sus maestros a lavarse las manos antes de entrar a la escuela, de merendar y de almorzar; y a beber agua hervida. Y se vela por la limpieza constante de los servicios sanitarios. Comportamientos que debieran volver a ser cotidianos y no excepcionales.

Ojalá, por el bien de todos, estas sanas y necesarias medidas se mantengan como costumbre, mediando la vigilancia sostenida de las instituciones encargadas de la salud en nuestro país, aunque logremos dejar atrás exitosamente los tiempos del cólera.

Normas de higiene contra el virus de Influenza

Cebra del Zoológico de 26

Cebra del Zoológico de 26

Los virus son los seres más antiguos que poblaron la Tierra. Se les calcula unos 4 500 millones de años, edad aproximada a la de nuestro planeta azul. Cambian de forma rápidamente, y al ser adversas las condiciones externas que necesitan para vivir y reproducirse (tarea que asumen con extrema facilidad), mutan, cambian de estructura, giran sobre un eje y mil acrobacias más que hacen para subsistir, pues pocas veces mueren. Son capaces de encapsularse y resistir cientos y miles de años. Han sido objetos de mitos y leyendas, como aquella de las tumbas malditas de los faraones egipcios, y sí, puede que de cierta manera constituyan una verdadera maldición. Lee el resto de esta entrada »

SIDA: ¿un tema para la infancia?

niños de 7, 8 y 9 añosCuando una amiga me dijo que su hija de 8 años le había preguntado sobre sexo, me asombré. Pero más me asombré con su respuesta final. He aquí el diálogo:

-Se lo dije todo. Es mejor que lo sepa por mí a que le «hagan un cuento» en la escuela. Lee el resto de esta entrada »